En esta primera etapa, aparece con fuerza la idea del diseño. No solo como forma estética o formal, sino como diseño de una experiencia, de una pedagogía, de un modo de vivir Campamento.
Mariana me planteó algo clave: lo pedagógico. ¿Cómo se crea una forma concreta de presentar Campamento? ¿Cómo se hace público? ¿Cómo se vive?
A partir de eso, estoy trabajando sobre algunos textos que me ayudan a pensar. Uno en particular, también recomendado por Mariana: el Manifiesto Cyborg de Donna Haraway. Me inspira para pensar una estructura posible para cada encuentro. Por ejemplo, una idea que me entusiasma: comenzar con una charla breve, disparadora, dada por una persona invitada, sobre un tema puntual. Después, abrir la dinámica a algo más cooperativo, con espacios de intercambio, exploración, práctica. Pensar qué ponemos en juego, cómo se presentan los temas, cómo se conectan entre sí, qué los organiza. Qué hilo los atraviesa.
Cada una de estas experiencias podría tener su expansión en otros formatos. Por ejemplo, una presentación en audio o en modo podcast. Que quede registro. Que se amplíe.
En paralelo, aparece con fuerza otra idea: la del sistema operativo. Me obsesiona pensar que si diseñamos bien el sistema, si hay una lógica, un protocolo, una estructura clara, entonces lo que pase dentro va a tener un sentido y un valor. Por eso me gusta pensar que Campamento es el sistema operativo de Aldea, una empresa que estoy fundando y que por ahora vive en mi cabeza y me ayuda a ordenar ideas. Campamento es su software, pero no un software tradicional: es un software operativo, no de código, sino de vínculos. Un sistema de prácticas, de dinámicas, de experiencias. Y entonces estamos diseñando un sistema que pueda sostener el deseo de encontrarnos, aprender y compartir.

Deja un comentario